La historia ha dejado partes de nuestras tierras multitud de elementos que van desde la época de los íberos hasta nuestros días y nos muestran el esplendor que en tiempos pasados lograron estos lugares. Los poblados ibéricos de Batea, Caseres y Gandesa son la primera huella que la historia ha dejado en la comarca. Repoblada por los templarios tras la expulsión de los sarracenos, aún hoy son evidentes los restos de torres y castillos que se levantaran majestuosamente para defender el territorio, como muestra podemos contemplar los restos del castillo de Algars el municipio de Batea, y la torre del prior en Horta de Sant Joan. La arquitectura religiosa se presente en todos los municipios con imponentes edificios románicos y góticos que sorprenden gratamente a los visitantes, destacan la iglesia de San Miguel de Batea construida durante el siglo XVIII de estilo barroco neoclásico; la iglesia Parroquial de San Andrés de La Fatarella iniciada en el siglo XVII, donde el interior es de estilo renacentista con elementos del gótico y la fachada de estilo barroco del siglo XVIII; la iglesia Arxipestral de la Asunción de Gandesa, construida durante el primer cuarto del siglo XIII, de estilo románico en la parte del ábside con ampliaciones hechas en el siglo XVII y la iglesia Parroquial de San Lorenzo en Vilalba dels Arcs, edificio que combina elementos de diferentes estilos, góticos, renacentistas y barrocos donde destaca el esbelto campanario barroco de 40 metros de altura. También cabe destacar el Convento de la Virgen de los Ángeles, o de San Salvador en Horta de Sant Joan constituido por un grupo de edificios de cronologías diversas (XIII-XVII) dispuestos alrededor de un claustro renacentista. De la arquitectura civil sobresalen los antiguos palacios renacentistas de Arnes y Horta de San Juan y casas señoriales como la casa del pedido situada en Horta. Cabe destacar también las bodegas cooperativas modernistas de Cèsar Martinell situados en Gandesa y Pinell de Brai conocidos como catedrales del vino.
La Batalla del Ebro (1938)
Resulta imposible visitar estas tierras sin pensar en la Guerra Civil española, ya que desgraciadamente se produjo el combate más cruento del conflicto y lo que decidió su final. La Batalla del Ebro fue una guerra de desgaste entre el bando republicano y el fascista que duró tres meses y que causó más de 100.000 bajas. Con el objetivo de impedir a los sublevados llegar a Valencia, los republicanos cruzaron el río Ebro. Después de meses de luchas, finalmente el ejército franquista les obligó a retirarse y volver a cruzar el Ebro. Curiosamente, nunca se supo por qué la aviación republicana no protegió el valeroso avance, permitiendo que los golpistas bombardearan a discreción las posiciones republicanas y los pueblos de esta zona. Encontrarás más información sobre este tema en la Ruta de la Paz: la batalla del Ebro.
Más información sobre Ruta de la Pau: la batalla de l'Ebre.
Gandesa, punto de comunicación
Gandesa, punto de comunicación entre Valencia y Aragón El ejército republicano cuando atravesó el río pudo llegar hasta la cooperativa agrícola, las paredes del cementerio y las primeras casas del núcleo de la población de Gandesa pero no pasó de este municipio. La construcción de la cooperativa agrícola de Gandesa fue encargada a César Martinell en 1919. Esta es de estilo modernista y poseía cerámicas artísticas de en Nogues que, desgraciadamente, fueron destruidas durante la Guerra Civil. Otros edificios quedaron marcados por esta, como por ejemplo la Fonda de P. Cerrajero. Un edificio datado de 1868 que sufrió el impacto de cientos de balas a su fachada. En esta localidad también está ubicado el Centro de Estudios de la Batalla del Ebro (CEBE) para entender y conocer mejor este momento de la historia. Puede encontrar la reproducción de una trinchera, utensilios personales de soldados, fotografías de los mandos, material de aviación, entre otras cosas. Por cementerio del pueblo se puede pasear y además apreciar, lápidas y cruces dedicadas a los dos bandos y un monumento dedicado al ejército republicano. Por último y próximo a Gandesa os recomendamos la visita a la Cota 705 de la sierra de Pàndols. Este sitio, dentro del término de Pinell del Brai, es el más alto de la zona y que fue ocupado por los franquistas para luchar contra los republicanos. Actualmente, en este punto se encuentra el Monumento a la Paz dedicado a los combatientes de ambos ejércitos.
Horta de Sant Joan
Pasada la población de Bot y siguiendo por la carretera comarcal C-111 llegamos al pueblo más alto de las tierras del Ebro, el paisaje está ligado íntimamente al cubismo. Debido a los desniveles de su orografía, las casas de Horta de San Juan se apilan unas sobre otras, dotando al pueblo de un aire cubista que llevó Picasso decir «todo lo que sé lo he aprendido en Horta», en referencia al pueblo de su amigo el también pintor Manuel Pallarès. No en vano, el pueblo ha sido declarado Bien Cultural de Interés Nacional. Por ello, los amantes de este arte no pueden dejar de visitar el Centro Picasso, dotado de litografías y lugares que inspiraron al pintor. Empezamos la ruta por la plaza, considerada una de las más impresionantes de toda Cataluña debido a sus característicos pórticos del siglo XVI, decorados con arcos ojivales. Una vez allí, la visita obliga a conocer el edificio renacentista del ayuntamiento, la fachada tiene un mural de Fernando VII en honor a las Cortes de Cádiz. Desgraciadamente, se encuentra en pésimas condiciones. La sala de plenos está presidida por una obra de Matt Lamb, la obra también dirige el Parlamento Europeo de Estrasburgo. En los sótanos encontramos con la antigua cárcel, donde aún podemos encontrar parte del pavimento original, datado del s. XVI. Actualmente da cabida a exposiciones. En la misma plaza nos topamos con la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XIII. De estilo gótico, fue construida originariamente con una sola nave poligonal con ventanas ojivales. Su fachada destaca por su simplicidad, con un rectángulo plano y una puerta tutelada por un rosetón. En la década de los sesenta se restauró, dotándola de cristales policromados que le aportan color. Horta de San Juan es un lugar para tomar con calma, ya que su interés turístico no sólo se centra en su núcleo urbano sino también en sus alrededores, sin ir más lejos es una de las entradas al Parque Natural de Els Ports. Si retrocedemos en la carretera por la que hemos venido, a 500 metros encontramos un camino a la derecha que nos lleva a un sendero que lleva a la Olivera Lo Parot. De quince metros de altura, este árbol fue declarado monumento en 1990. Esta variedad, hoy desconocida, se cultivaba en esta zona tarraconense y el Bajo Aragón y este ejemplar en cuestión se cree que tiene más de dos mil años de vida , es decir, pertenece a la época íbera y romana. Al pie de la montaña de Santa Bárbara, a 2 kilómetros del pueblo, se erige el convento de San Salvador de Horta, también declarado monumento histórico-artístico. Levantado por los templarios, consta de varios edificios construidos durante los siglos XIII y XVII. Bajo los arcos hay varios sarcófagos y escudos relacionados con el gremio de los constructores. Una de las tumbas se cree que pertenece a Bernat de Alguaire, maestro picador que dirigió la catedral de Tortosa. Cerca del convento se encuentra la Torre de Galindo, una torre defensiva de la época medieval que data del siglo XIV y XV. Lo que la hace característica es la singular construcción del techo, sólo sujetado por enormes paredes que hacen la función de contrafuertes y que, en su tiempo, supuso una revolución arquitectónica. Si decidimos ascender por la impactante montaña de Santa Bárbara, cuatro ermitas saldrán a nuestro paso: San Onofre, San Pablo, San Antonio y Santa Bárbara. Continuando por un sendero situado a la izquierda llegaremos a la Cueva de San Salvador, custodiada por una imagen del santo a la que van a rezar los aldeanos.